Siempre
clic-
cloc,
clic-
cloc. El tiempo era
entonces un ser extraño con patas
delgadas y manzanas en la cabeza.
Siempre pasaba demasiado rápido y
teñido de un color a primavera desgastada.
Siempre
clic-
cloc,
clic-
cloc con su melena al viento, desafiando a esos días en que lo único que se podía hacer era sentarse a leer bajo algún cerezo, o en todo caso, disparar flechas al aire.
2 comentarios:
hermoso tanto el texto como la ilus!!
un saludo
Fantastico ;)Saúdos
Publicar un comentario